miércoles, 18 de julio de 2012

Dos plazas y media


Dos plazas y media marcaron el principio.
Dos plazas y media me acompañaron a vivir con un desconocido.
Dos plazas y media me acompañaron a vivir junto a un grupo de hippies en una enorme casa ubicada en una esquina.
Dos plazas y media me acobijaron en una oscura y húmeda habitación de La Boca, mientras entre lágrimas deseaba que tuvieras buenas noches. Extrañándote con locura, y sin entender porque no estabas conmigo, aún...
Dos plazas y media volvió conmigo a lo de mis viejos, pensando en que había sucedido, porque ya no me querías.
Dos plazas y media albergó la esperanza de que seriamos viejitos juntos, que tendríamos bebés. Quizás un perro, pero dos gatos seguro.
Dos plazas y media quedó detrás del ropero, 6 meses. Corridos, pensando que no volvería a usarse, porque teníamos otra, un poco más chica, pero igual de confortable.
Dos plazas y media volvieron a marcar un principio. Otro distinto al planeado. Sin hijos, sin perro, sin gatos. Sin envejecer junto a nadie. Una frazada y un colchón enorme.

No hay comentarios: