miércoles, 31 de diciembre de 2008

En el principio...

-¡Pues bien, escucha patrón! Resultó que una mañana Dios amaneció aburrido. "¿Qué diablos de Dios soy yo que no tengo siquiera unos hombres que me inciensen y que invoquen en vano mi santo nombre para entretenerme? Ya estoy cansado de vivir solitario como una vieja lechuza."
¡Ps!, escupe en las manos, se arremanga, calza las gafas, coge un terrón de tierra, la ensaliva, la convierte en barro, la amasa como corresponde, modelo un hombrecillo y lo pone a secar al sol. Al cabo de siete días, lo saca. Estaba cocido. Dios los mira y estalla en carcajadas.
-"¡Llévame el diablo si esto no es un cerdo parado en las patas traseras! No me salió lo que quería hacer. No hay duda, me he equivocado."
- Lo coge por la piel del cuello y le alarga un puntapié.
-"Ea, a volar de aquí, márchate! Ahora no te queda sino multiplicarte en numerosos cerditos como tú, la tierra es tuya. ¡Vete, uno, dos march!"
-La cuestión es, mi buen amigo, que no se trataba ni mucho menos de un cerdo común. Éste llevaba sombrero blanco, chaqueta negligentemente echada a la espalda, pantalón con raya y babuchas de borla roja. Además, en la cintura (sin duda el diablo se lo había dado) un puñal bien afilado que lucía en la hoja esta inscripción: ¡Te abriré los hígados!
-Era el hombre. Dios le tiende la mano para que se la bese; pero se atusa el mostacho y le dice:
-"¡Vamos, apártate, viejo, que pueda pasar!"


---------o---------

Fragmento "Alexis Zorba, el griego"
Niko Kazantzakis
Este es un nuevo principio. Gracias por el libro.

No hay comentarios: